La remodelación del patio lúdico de Plaza Lavalle surge como respuesta al deterioro del área de juegos de una de las plazas más emblemáticas de la Ciudad de Buenos Aires. Su proximidad al Teatro Colón y su rol protagónico en la Revolución del Parque de 1890 la convierten en un espacio cargado de identidad histórica. En este contexto, la premisa del proyecto fue crear un mangrullo que recuperara parte de ese pasado: una reinterpretación lúdica del Palacio Miró, edificio icónico que se levantaba en ese mismo punto hasta su demolición en 1937.

El mangrullo conmemorativo combina diseño arquitectónico y funcionalidad, permitiendo que niños, niñas y vecinos se acerquen a esta pieza de la historia urbana a través del juego. Su estructura reúne elementos que evocan el lenguaje formal del palacio original, integrados en un dispositivo seguro, accesible y estimulante, pensado para múltiples formas de ascenso, recorrido y deslizamiento.

El desarrollo del Palacio Miró abrió además la puerta a nuevas propuestas dentro de la misma línea conceptual: una colección de mangrullos arquitectónicos que recrean tipologías como catedrales, castillos o mansiones, cada uno con su propia impronta pero compartiendo la lógica estructural y estética del proyecto original. De esta manera, Plaza Lavalle no solo recupera un capítulo de su propia historia, sino que también da origen a una familia de juegos que celebran la arquitectura y el patrimonio desde el universo lúdico.